jueves, 29 de abril de 2010

Conocer a alguien

Yo puedo admirar mucho a Shakira. Leer su biografía, devorar sus discos, seguir sus noticias por la web. Puedo dar testimonio de su evolución vocal, incluso identificar el estilo de sus letras aunque no sean cantadas por ella.

Puedo admirar a Brad Pitt. Seguir su secuencia fílmica, coleccionar fotos de él, leer algun libro que contenga su biografía y seguir sus chismes en el blog de Perez Hilton.

Puedo sentirme cautivado por algun artista, escritor, pensador, gobernante y seguir su vida, sus ideas, sus libros… pero adolezco de algo: no los conozco realmente.

Se quienes son y a que se dedican pero me faltaría la parte personalísima, la interacción social.

Lo mismo sucede con Dios. Puedo conocer su obra, sus siervos, puedo estar familiarizado con su linea de pensamiento. Puedo saber mucha biblia y muchos versículos. Incluso puedo saber lenguas bíblicas que me permitan contextualizarlo. Puedo conocer racionalmente Su Palabra.

Pero aún así puedo no conocer a Dios.

Porque conocerlo es un paso personal donde mi espíritu lo invita a entrar a mi vida, a tener una vida íntima con él, una relación por medio de su hijo Jesús.

Las iglesias tienen mucha gente que saben mucha biblia y aún así no entienden a Dios. Muchas porque no lo conocen y muchas porque, conociéndolo, se fijan en lo que no es importante.

Abramos nuestro corazón para conocerle por medio de Cristo. Y quienes ya lo conozcamos fijemos la vista en su rostro y no en su rastro.

No hay comentarios:

Publicar un comentario